Tras esta fachada clásica, de principios del siglo XX, se esconde un edificio totalmente renovado.
Construido en 1900 bajo los cánones neoclásicos de la época, la fachada conserva la magnífica rejería y los ornamentos de los capiteles con volutas y rosetones vegetales que coronan la parte superior.
Pero su interior se rehizo completamente en los años noventa, siguiendo la tendencia del momento, con un diseño funcional y rectilíneo, que potencia la iluminación natural hacia el interior, gracias a grandes paramentos verticales acristalados, que conducen la luz de un espacio a otro.
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