jueves, 28 de marzo de 2013

Ambiente familiar y cosmopolita en la nueva tienda Cruciani en Milán.

Desarrollar deseos y darles una forma tangible. El lema de Luca Caprai, fundador de la marca de ropa italiana Cruciani, mundialmente famosa por sus “braccialetti” de la suerte. El trabajo realizado por el arquitecto Marcello Pianosi en la nueva tienda de Milán, es fiel al estilo de la firma. Exclusivo, lujoso, atemporal, delicado y, sin embargo, con un punto informal e íntimo. Los materiales han sido la clave para lograr este resultado.

La segunda tienda de la firma en Milán, situada en la Via Verri, se divide en dos plantas. La atmósfera de la primera viene a representar la exclusividad de la firma y presenta una intención más cosmopolita,  mientras que el ambiente cálido de la segunda está asociado al carácter artesanal de Cruciani, especializada en la fabricación de prendas de cachemir y seda.

El tono de la tienda lo marca la pared del escaparate cubierta de ónix, una piedra pulida utilizada en decoración y joyería y que aquí se presenta a modo de tejido para “expresar la delicadeza” de sus productos, ha dicho la firma.

Las dos plantas tienen como común denominador la imperante presencia de la madera en el suelo y parte del mobiliario. Pero luego tiene detalles que aportan sofisticación como la escalera, hecha de una resina especial de efecto brillo/mate y que, en la primera planta, se prolonga en una bancada que recorre gran parte del local. También se ha utilizado plexiglás para algunas estanterías y muebles.
El negro, el beige y el nogal de la madera son los colores principalmente utilizados, combinados de manera que creen profundidad en el espacio.

En la segunda planta, donde la madera gana en presencia para crear una mayor calidez, se ha introducido el color rojo en algunos elementos. Esto rompe con la monocromía del nogal y los tonos grises de la ropa, y crea un ambiente  más informal, con un punto hasta divertido.
Este aspecto también se aprecia en las líneas del mobiliario. En general sigue líneas sencillas, pero elementos como el banco de la primera planta o los asientos y objetos rojos de la segunda son los que diferencian las dos atmósferas de la tienda.

Por último, la luz artificial juega un papel importante ya que ayuda a resaltar la sofisticación, los ambientes y los colores de las prendas mediante la intensificación y el color de la luz.





domingo, 24 de marzo de 2013

Camper y su tienda parlante en Estambul, por Martí Guixé.

La nueva tienda Camper en Estambul, diseñada por Marti Guixé, es una “talking shop”, un concepto en que el cliente interactúa con el espacio para crear una conversación. Así, gracias a unos paneles de letras móviles en blanco y rojo, el interior es siempre cambiante y se comunica en tiempo real con los visitantes.

La propuesta que Marti Guixé ha ideado para Camper gira entorno a unos elementos A3 con una letra en cada lado, negra por un lado, y la misma letra de color rojo en su reverso. Estos elementos, rígidos pero ligeros, van apoyados sobre unos listones de madera sujetos a las paredes. Y estas letras pueden cambiarse para construir palabras o frases.
En los lugares más accesibles, los visitantes pueden cambiarlas por sí mismos, crear mensajes e interactuar con el espacio, mientras que en espacios no accesibles, es el personal de la tienda quien cambia estas frases o palabras.

La tienda se compone de dos espacios a diferentes alturas, con dos elementos para sentarse, uno en cada espacio. Estos bancos están formados por tres elementos cilíndricos que usan como principal elemento constructivo una alfombra enrollada, el modelo Kala, de Nanimarquina.
La iluminación en este caso, se ha elegido empotrada y con LED’s, para enfatizar las paredes. Las paredes lucen un blanco matizado, el suelo es de parquet oscuro rojizo, con las gradas en blanco.

La exposición de zapatos está dispuesta perimetralmente y tipológicamente como plataforma baja y a la que siguen las paredes, las cuales se convierten en una página abierta para comunicar las ideas de los fans de Camper.







martes, 19 de marzo de 2013

Farmacia de los Austrias, tradición y vanguardia en un mismo espacio


La Farmacia de los Austrias, se ubica en una de las zonas más emblemáticas de Madrid. La idea inicial es crear una tipología nueva de espacio, en el que la tradición y la vanguardia se funden en una manera tan sutil que originan un diálogo lento y pausado en el que ningún elemento se destaca del resto, creando una armonía casi musical.

Los productos, se muestran en estructuras metálicas muy finas que se colocan en las paredes azuladas, la creación de una gama cromática cálida y dulce que nos hace sentir a gusto. Este espacio transmite que son atendidos por verdaderos profesionales, pero con un toque más humano de lo habitual. Detalles como el mostrador de mármol blanco ayudan a potenciar esa idea del “buen hacer” que rezuma lo antiguo, y por otro lado materiales como la baldosa hidráulica del suelo, nos envuelve en un ambiente cálido y cercano.

Se trata de un proyecto en el que, por su naturaleza y pequeño tamaño, incluso el más mínimo detalle ha sido cuidado, creando un enorme universo sensorial que hace que el visitante disfrute de una experiencia más gratificante.




jueves, 14 de marzo de 2013

Chapeau, una tienda multimarca con un juego de formas, sombras y reflejos

La nueva tienda en Valencia de la firma multimarca Chapeau es un escaparate de moda pero también de diseño. Si bien el interiorismo de Ramón Esteve busca que la ropa sea la protagonista, el recorrido por el local atrapa al cliente en un juego de formas, sombras y reflejos que convierten el acto de comprar en una experiencia visual.

Fiel al espíritu de Chapeau, que ha hecho de la excelencia la clave de su éxito en sus 25 años de vida, y siguiendo también la máxima de sus propietarios, Pilar Puchades y José Tamarit, de que las tiendas “tienen que renovarse no solo en el producto sino también en los espacios”, el arquitecto valenciano ha creado varios escenarios y un juego de espejos y formas geométricas que confieren al local un ambiente vanguardista y sofisticado.
La experiencia empieza en el exterior, donde una gran marquesina de acero negro iluminada por rasgaduras enmarca la fachada acristalada. El escaparate deja a la vista la totalidad de la tienda y, si bien la tienda unifica en un mismo espacio las líneas de hombre y mujer, ofrece accesos independientes para unos y otros.

Esto se debe a que en el interior, Esteve ha dividido longitudinalmente los 800m2 de superficie mediante una línea de probadores que deja las firmas de mujer en la parte derecha del local y las de hombre, en la parte izquierda.
Una vez cruzada la puerta, empieza la secuencia de escenas. El arquitecto ha optado por una progresión espacial para organizar la tienda en áreas que remarquen la identidad de las distintas colecciones expuestas. El primer escenario está justo en los accesos al interior. Grandes pantallas LED proyectan composiciones de videoarte producidas por Javier Santaella para Chapeau.

A medida que avanzamos, largas piezas emergen de los muros. A continuación encontramos los mostradores de piedra, que funcionan como espacio unisex. La unión, sin embargo, se rompe en la zona de probadores, si bien el fondo del local vuelve a unir todo el espacio. El fondo, además, se convierte en una parte muy importante del interiorismo al estar culminado por un gran lucernario sobre un muro de vidrio negro.
El lenguaje del espacio está basado en la geometría y materializado en el vidrio, los espejos, la piedra y el metal. Por su parte, los colores blancos, grises y negros en combinación con los espejos y la luz natural que entra por el lucernario crean un juego de sombras, luces y reflejos.

Por otra parte, la geometría se representa mediante tres categorías: prismas, planos y líneas. Los prismas se encuentran en los grandes cuerpos: las cajas de espejos reflectantes que conforman los probadores, los volúmenes de luz blanca del perímetro, o las grandes cajas verticales de espejo negro en la zona de mayor altura del local.
Los planos se sitúan en el techo y en el lucernario. Una sucesión de planos inclinados sigue la trayectoria longitudinal, albergando las instalaciones sin perder altura. Al final del recorrido se transforman en hojas de vidrio sesgadas que cierran el lucernario en el plano horizontal.

Por último, las líneas, que se materializan en los colgadores y mobiliario, y en las rasgaduras que invaden todo el espacio, rompiendo planos y generando aristas.




lunes, 11 de marzo de 2013

Optica Ampere, una sucesión de planos inclinados.

En 2012, Thomas Dupré, sucediendo de una larga línea de ópticos franceses, decidió crear su tienda de óptica en Grenoble, Francia, y pidió a diseñador Cyrille Druart para llegar a un concepto original. "Nuestra intención era comenzar con una pizarra limpia, repensar la idea misma de una tienda de óptica que puede parecer demasiado moldeado y constantemente más de lo mismo. Tuvimos que encontrar la manera de ofrecer una nueva experiencia".

Decidimos trabajar tanto en el diseño interior y exterior al mismo tiempo, con el fin de dar forma a una perspectiva hundiendo visible desde la calle, y captar la atención de los transeúntes. El interior utiliza un lenguaje formal fluido, y ofrece al visitante un itinerario paso a paso a través de productos, se paseó por la dinámica en forma de muebles en todo, esplica Cyrille Druart,

La tienda está ubicada en un edificio residencial nuevo. Un punto de partida se encuentra en un rayo oblicuo existente de concreto expuesto. El concepto formal global siguió, y se repite en todas las paredes inclinadas. El principio guía interior es fácilmente perceptible, con una gafas de visualización estantería que tiene una duración de 90 metros, distribuidos en los niveles de ochos. Proporciona un marco para la tienda, y la continuidad visual con la calle exterior.

La pantalla central blanca se apoya en estructuras de vidrio invisibles, que recuerda a la transparencia óptica. "Tenemos la intención de crear una experiencia global que tienen los visitantes no sólo comprar gafas, pero también se involucran en algo diferente, único y memorable".





jueves, 7 de marzo de 2013

Aesop, una tienda de cosmética inspirada en las boticas de antaño.

La idea va más allá incluso al querer desplazarse en el tiempo. El estudio encargado del proyecto, se ha inspirado en las boticas de antaño para exponer los productos de esta firma australiana dedicada al cuidado del cabello y el cuerpo. Si antaño, botes y tubos se apilaban desordenadamente en viejos estantes, ahora lo hacen en cajas de cartón apiladas en forma de una original estantería que ocupa toda la pared.

Y ya está, porque el resto del mobiliario es un mostrador con dos pilas empotrado en la estantería y una mesa enfrente que puede moverse de sitio. No hace falta más, opina el fundador de la marca, el cual se define a sí mismo como un “creativo provocador” y suele dar carta blanca a los diseñadores que contrata.

En este caso tampoco se podía hacer mucho más. Las reducidas dimensiones del local obligaban a limitar la estantería a una sola pared y a dejar el resto limpio de elementos para no saturar el espacio. Las cajas, por su parte, se adaptan a las dimensiones del producto y al modo de presentación que se sigue en todos los establecimientos de la marca; la única característica que comparten, por cierto, pues no hay dos tiendas de Aesop iguales.

La pared de enfrente y el techo están recubierto de corcho, un material que contrarresta la textura del cartón y sirve de aislante, amén de ser uno de los materiales preferidos de este antiguo peluquero. “Tiene un alto impacto visual y es bien recibido”, ha dicho Paphitis, quien también quiso recurrir a este material en su establecimiento de Zurich.
Por otra parte, un suelo de masonite resuelve la transición del cartón al corcho.