El corazón de la
tienda Longchamp en Londres late con fuerza. Un recorrido por los 500 metros
cuadrados del establecimiento situado en el 229 de Regent Stret refleja la
esencia de la marca francesa. Se podría decir que el hilo conductor de
la tienda es la escalera circular que une las dos plantas, aunque en el medio
deja ver una entreplanta, desde la que cuelga una gran obra de arte, creación
del trío londinense Troika.
En el interior, los matices son delicados y neutros, que se mimetizan con
los materiales naturales y brillantes, reminiscencias de una artesanía que
forma parte del legado de Longchamp.
Los elementos principales de la tienda son la piel labrada, la madera, el
lacado pintado y estampado, al igual que los cristales grabados y mates, dando
lugar a unos contrastes interesantes. El ambiente es suave y sutil, con mucha
luz y brillo, convirtiéndose en el mejor escaparate para todas las colecciones.
En la primera planta se sitúan los bolsos y accesorios femeninos, con
colores y formas vibrantes que frecuentemente se ven por las calles de Londres,
como los modelos Balzane, Legende, LM Cuir, Gatsby, Cosmos y Gloucester.
La entreplanta, en cambio, está dedicada a El Pliage, el bolso más conocido
y todo un icono de Longchamp que fue lanzado hace veinte años.
Por último, al final de las escaleras, un ambiente tenue se apodera de la
tienda donde se expone la colección de hombre y los equipajes de viaje. En esta
parte se encuentra una pequeña estancia en la que los clientes podrán descansar
y admirar las vistas y el ajetreo de Regent Street, situada a sus pies.
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